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ENTREVISTA CON KIKI SUÁREZ por Soulmemory

  • Foto del escritor: Kiki Suarez
    Kiki Suarez
  • hace 11 minutos
  • 18 Min. de lectura

Soulmemory.org presenta La entrevista que nos acerca: el testimonio de Kiki Suárez sobre cómo llegó a conocer a su mamá.

 Kiki nos comparte los hallazgos luego de animarse a entrevistar a su madre, como una forma de conocer y conservar su historia de vida desde su propia voz.

 Lo consideramos un valioso testimonio, pues nos invita a escucharnos sin interrupciones y a ponernos en los pies de la persona. Reconstruir la memoria nos permite entonces conocernos mejor, pero también aceptar el claroscuro de la vida y sembrar paz en nuestros corazones.

 Kiki Suárez es psicoterapeuta especializada en casos de violencia sexual, tema que desde su llegada a México hace más de 40 años, procedente de Alemania, ha buscado visibilizar y sensibilizar como terapeuta, como artista gráfica y como promotora de una comunidad consciente. Sus libros, obras y labor social puedes consultarlas en kikimundo.com


 Yo tenía 49 años. Se supone me entrenaron en escuchar a otras personas, y siempre pensé que lo hago más o menos bien y… bueno, como veía a mi mamá realmente muy poco, vivo en México y ella en Alemania, de repente dije Voy a hacer una entrevista para escribirla para mis hermanas y yo, como de alguna forma me entró la impermanencia y que las gentes se mueren, y… el gran descubrimiento terrible para mí era que todo lo que ella platicaba de su niñez, en lo que hoy es Polonia, era el este de Alemania entonces, lo había platicado, pero nosotras crecimos mis hermanas y yo después de la guerra, en el auge de Alemania.

 Como niño tú estás en tu mundo, no te imaginas lo que han pasado los papás, y entonces era como Ay, otra vez, otra vez hablando de esto… pero esta vez dije No, es una entrevista como si ella fuera no mi mamá, como otra persona, pero cuando llegó a la parte de la vida donde yo ya recordaba también a las abuelas y todo, todo el tiempo quería contestarle y rectificarla y contradecirle, entonces digo ¡Kiki qué es esto! ¡Esto es una entrevista, esto es Su Verdad!

 Y me di cuenta qué necia había sido yo hasta los 49 años, probablemente en muchas situaciones con mi mamá, siempre criticándola, cambiando lo que decía, diciendo que no era verdad, siempre quejándome yo con mis amigas y hermanas de ella… Era una mujer bipolar, tenía varios intentos de suicidio, pero en vez de comprenderla… entonces dije ¡No, Kiki, no, no vas a decir nada, vas a tragarte lo que ella dice!

 Y fue difícil para mí, fue difícil, porque por primera vez me puse en los zapatos, en los pies, en la piel de mi mamá, de imaginarme una niñez con tanta pobreza, el papá luchando en dos guerras, apenas sobreviviendo… una mujer también amargada o que no pudo desarrollarse en la sociedad, ni en Alemania que estaba mejor que aquí, todavía está un poco más lento, no lo había visto, aunque me consideraba feminista.

 Siempre nos peleábamos, mi mamá era una mujer muy bella, muy atractiva, hubiera podido ser una estrella de Hollywood, de cómo se veía, y quería ser, y no podía ser, como muchas mujeres, ¿verdad?, simplemente son mujeres y van a envejecer y van a morir, y esto es un dolor terrible, y yo… no comprendí su dolor por mucho tiempo, luchaba en contra, Yo no quiero ser una mujer así y que yo, y que yo y que yo, como toda la generación, pero dejamos a nuestras madres solas.

 Primero habían vivido los horrores de la guerra, y luego nosotras quisimos ser las mujeres muy modernas e independientes, que ellas por como habían crecido pocas podrían y… pues sí, las abandonamos, y apenas en los últimos 20 años de mi vida me doy cuenta del rol trágico de esta generación de mujeres, pero tal vez todas las generaciones de mujeres, que pierden las hijas que las critican y quieren ser diferentes, y lo logran en tiempos más modernos más que sus mamás o abuelas, pero en vez de honrar a las madres y abuelas, las rechazan, muy complicado, muy duro.

 Había cosas bonitas también, como el paisaje y esquiar en invierno y todo esto, pero mucho sufrimiento, y luego la guerra cuando era una adolescente y los aviones rusos que mataron a una amiga en frente de sus ojos, y luego ir de refugiados, era un millón de refugiados cuando la guerra acabó.

 Entonces, bueno, me di cuenta de que había vivido cosas que yo había tenido la gran suerte de que nunca había tenido que vivirlas, y me entró… una compasión, me dije No, de dónde viene esta mujer, cómo siempre la juzgué solo de donde yo empecé a vivir

 Me di cuenta de que la que no había sido abierta había sido yo. Obviamente ella también tenía sus ideas y yo rompía muchas de sus ideas, pero sin darme cuenta me puse más suave con ella, y poco a poco nuestra relación pues mejoró mucho.

 Entonces [fue] una gran experiencia, y lo digo a todos porque mis pacientes, bueno, se pelean con mamá o papá o... Hacemos algo en terapia que yo hago que es la silla vacía, entonces si tú tienes mucha bronca con tu mamá, te pongo enfrente de una silla vacía a tu mamá, y tú le hablas a la silla como si tu mamá estuviera sentada ahí, y luego tú te pones en esta silla, y tú hablas como tu mamá a ti en la silla que tú dejaste, y esto es algo muy fuerte, es muy diferente a hablar sobre mi mamá, o también con el papá se hace o cualquier otra persona, pero estamos un poco con la mamá.

 Cuando tú te pones en los zapatos de la persona, de repente te viene lo poco que te ha platicado, que tuvo papás horribles, un papá violento que sufrió abuso, pobreza, en México muchas, muchas historias así, y de repente no solo hablas sobre esto, pero te vuelves un momento, porque tenemos esta capacidad de empatía, de actuación, de un poco psicodrama si tú quieres. Y de repente viene una comprensión: Mi mamá es tan amargada porque… mi papá la violó, por ejemplo, o… Mi papá la abandonó, o… Sus papás nunca la quisieron por morena, algo muy común, la más morena, el más moreno recibe menos… es terrible y muchas veces no es consciente; es que inconsciente se chuparon estos valores y cosas.

 Pero cuando yo estoy un momento en la piel de esta persona y lo siento, comprendo algo que antes no comprendí, pero en el corazón. Cuando comprendo por qué tú haces lo que haces, en muchos casos se da un perdón, hasta siento gratitud y te admiro porque tú creciste duro y conmigo has tratado de ser una mamá más suave, o un papá.

 La cosa es que cuando digo Ay mi mamá es muy enferma mental, y mi mamá, y mira mi mamá, y no me quiere mi mamá y todo el rollo como yo estaba, también disfrutas esta imagen, y lo platicas para confirmarlo, y cuando de repente como yo en mi entrevista te das cuenta, o a veces pasa en terapia Esto solo es mi historia, no es toda la historia, no te gusta, porque tambalea tu narrativa sobre ti y tu mamá y tu papá y qué buena eres tú y qué mala es tu mamá.

 Creo que más o menos lo hacía muy bien con las personas en general, pero no lo hacía bien con mi propia madre, y esto es algo también que observo, que es más fácil con amistades, conocidos, vecinos, que con las personas mías, papá, mamá, propia familia. Por eso, la mayoría de los homicidios pasa en familia, porque de repente nuestras emociones de envidia, de celos, de no sentirse amados pues explotan, porque también estas personas saben nuestros puntos frágiles y saben qué decir y cuándo para herirnos a nosotros.

 Algunas personas me han hecho entrevistas con sus abuelas, y con una abuela yo hice una entrevista para mi libro de Las doñas, y la entrevista que ella hizo me pareció de lo más aburrido, porque no habla nada de la depresión que la abuela tuvo por muchos años, de las dudas, todo es como maquillado para Hollywood, entonces muy fácil una historia se vuelve muy aburrida.

 Personas que solo hablan lo bonito y lo que han logrado y no hablan de la otra parte de fracasos, dudas, dolores, estas vidas nos aburren. Cuando alguien tiene mucho miedo Ay no voy a decir esto, qué va a pensar la gente y lo otro, pues no vale la pena, nadie quiere leer eso, no aprendo nada, porque yo leo historias, creo, o escucho historias de vida porque rescato una parte mía en tu historia, por eso leemos novelas, por eso escribimos y compartimos textos, porque lo que tú escribes no es mi vida, pero algo de lo que tú dices toca a mi vida: tu historia me ayuda a comprender mejor mi historia.

 Entonces, si la historia está muy maquillada, ya no me dice nada, o solo me hace sentir fatal, digo ¡Ay!, quiero una vida tan perfecta, por qué mi vida no es perfecta. Como terapeuta y con los años que he vivido sé que no hay vidas perfectas.

 Es una narrativa, vivimos de narrativas. Entonces nunca estamos realmente en La Verdad. Creo que estoy en un constante proceso de narrativa que cambia un poco, y a veces duele o a veces me consuela, a veces, no sé, tal vez pienso Mi papá fue, en mi caso, un nazi, y luego me platican que salvó a un judío, no fue tan malo.

 Entonces estamos constantemente en este proceso, día a día, y nuestra narrativa nos da seguridad, pero bueno, estamos en este proceso para orientarnos en la vida, porque la vida es que no, no sabemos por dónde. El otro día una señora platicó de cuando se suicidó su papá y luego ella vio que había una tía que se había suicidado. Bueno, es bueno saber estas cosas, en muchas familias se declaran accidentes y nunca se investiga, y luego tal vez yo me encuentro en una depresión y no la reconozco, y si yo supiera estas cosas podría investigar psiquiátricamente por qué hay una depresión genética, y así con otras enfermedades también, y con otras cosas.

 

Me da una imagen un poco más amplia… de mi vida.

 Yo diría con estas memorias he sentido cada vez más gratitud. La vida de mis abuelas la comparo con muchas vidas de mujeres que conozco aquí en Chiapas, todavía bastante aplastadas. Ellas, y bueno, con las guerras que vivieron y todo, me dieron lo que pudieron y mi mamá también, y que yo pude desarrollarme a la mujer que soy. Realmente mucha gratitud, y debo decir lo del abuso sexual, es un tema que está ¡presente! Entonces, si alguien lo quiere tocar, verdad, con cuidado, igual con un grupo, con alguien que acompañe.

 Mi tío, el abusador, sus hijas ya no dejaron, ya no trajeron sus nietas a verlo, y él… debo decir que empecé a sentir mucha compasión con él; tenía sesenta y tantos años, la tía dijo Me voy a divorciar, entonces él dijo Si tú me dejas, me suicido. Entonces ella se quedó y él murió antes del COVID, no murió de COVID, ya con ochenta años o algo.

 Él recibía una pensión pequeña y pagaba la mitad de la pensión para niños en otras partes del mundo con una organización, lo que después de todo me conmovió, pensé… pues él seguramente se pasó horrible estos últimos años, y… pues me lleva a algo que, de que no hay personas malas, solo hay actos malos. Pero si no lo hablamos, si no enfrentamos a las personas, si no decimos Esto no debe pasar, esto es un crimen, entonces no lo vamos a acabar, simplemente va a seguir existiendo bajo la mano como un tabú. Entonces, mi experiencia es que hay que empezar a sacar estas cosas. Obviamente cada caso es diferente, no hay una clave como resolver todo.

 También lo que veo es que a veces el estigma “Yo sufrí abuso sexual” puede ser contraproducente. El daño tal vez no es tanto lo sexual, sino la relación de poder, que alguien hace algo conmigo que no quiero hacer, y en este caso es sexual, pero también hay muchas otras relaciones.

 Esto es el trauma, realmente. Lo de la culpa, lo interesante es que el abusador casi no siente culpa, la aparta, y la vergüenza se la carga a la víctima. Entonces creo que la culpa es algo importante en la vida, sin culpa mataríamos y no pasaría nada. Pero, cuál culpa, cuál es la culpa que siento, ¿es mi culpa?, o es una culpa que me cargué; o es una culpa que me dicen que tengo culpa porque soy morena. Nos echamos muchas culpas, y luego tal vez tenemos culpas que no vemos. Está complicada la cosa.

 Muchas veces no nos damos cuenta cuando ofendemos a alguien, ya no hablo de abuso y me doy cuenta después porque me dicen, o igual quién sabe cuántas veces no me doy cuenta. Entonces es difícil ser un ser humano, es muy difícil. Pero, si pasa a la mitad de las gentes, obviamente de alguna forma es un tema también para las memorias, y yo tal vez no lo toco en mi entrevista, o tal vez lo toco por primera vez y algo sorprendente pasa, o tal vez después yo escribo mi parte, para poner mi memoria al lado de la memoria rescatada, ahí veo diferentes posibilidades.

 Y también es el momento, a veces digo Ay, por 20 años no quiero ver que mi hermano abusó de mí, pero de repente lo veo y necesito expresarlo, y si lo puedo expresar con él y él puede admitir… muchas veces en el grupo las mujeres decían Si él solo admitiera…, porque queda un poco la duda de que tal vez fue mi fantasía, Ya sé que estoy en la realidad, aunque es algo doloroso.

 Conozco a una mujer que es música, no es mi paciente, es una conocida, una mujer que me platicó su vida. El abuelo fue un gran músico y el abuelo constantemente abusó sexualmente de ella… pero ama al abuelo porque el abuelo la acercó a la música, entonces, sí está complicado a veces. Pero sí es importante ver los dos lados.

 Esto es fácil decir, y siempre nos cuesta aceptar el claroscuro de la vida, pero creo que rescatar la memoria tal vez es un intento para hacer esto. Y tal vez también perdonar después de que se hayan muerto las personas, y quedarme, no sé, es una utopía, con lo bueno que me dieron, lo agradezco, y bueno, igual también puedo de repente saber cosas, y soltarlas, como yo a mi tío… sí.

 No digo que soy budista, pero me he metido mucho, es una filosofía que me gusta mucho. Yo no sé sobre lo de la reencarnación, realmente no creo, pero la idea es que pasamos muchas, muchas, muchas vidas, por ejemplo, mi tío o los abusadores, y que poco a poco llegamos a algo mejor. No sé si así sea, pero hay otras filosofías, como la de Teilhard de Chardin, y creo que también Leibniz, que dicen que esto es una creación, la vida es buena, dios la creó bien, pero no está perfecta, y hay un potencial en este mundo que nosotros los humanos podemos mejorar.

 Y bueno, y luego lees las noticias y dices Ah, pura caca, no se puede… pero, igual también se puede. El otro día hablé con una mujer que puso en el Google “El mundo está peor cada día”, y luego puso “El mundo está mejor cada día”, y en los dos llegaron puras noticias buenas, no tanto ecológicas, ya sabemos del calentamiento global, pero llegaron muchísimas noticias buenas, por ejemplo, que nunca ha muerto tan poca gente en guerras como hoy, algo que nos sorprende.

 Entonces, en muchos sentidos estamos mejorando. Por ejemplo, cuando yo llegué a San Cristóbal se violaban mujeres por todos lados, las que trabajaban como dicen “criadas” en las casas de los hijos de los dueños, no se hablaba de esto; hoy hay grupos de mujeres, hoy hay mujeres que acompañan a mujeres violadas al juzgado, hoy hay algunos lugares donde mujeres violentadas pueden refugiarse. Hoy hablamos del suicidio y hablamos de abuso sexual y otros temas. Yo quiero ver esto como mejoras...

 Pero sea lo que sea, y si mañana cae otro meteorito o ya no podemos vivir en la tierra, pues hoy hay que buscar paz, yo creo, no sé para qué. Tal vez los que creen en dios dicen pues que dios lo quiere. En el budismo no se cree en un dios o dioses, pero de alguna forma, yo diría, como lo entiendo, se cree en que todo lo que existe tiene como una calidad divina. Pero si de algo se trata es de hacer paz.

 En la historia de los santos muchos fueron bandidos, fueron grandes malditos, y de repente les cayó el rayo de la iluminación, y cambiaron, por eso se dice que dios no es tanto algo afuera, es la naturaleza buda, la naturaleza de darme cuenta de la realidad, la iluminación… la tiene cada ser humano.

 Siempre me fascinó un lama tibetano que estaba preso de los chinos cuando tomaron Tíbet, y lo torturaron. y él dice que él pudo amar a sus torturadores, él pudo ver la naturaleza buda adentro de ellos, parece loquísimo, ¿no?, pero de alguna manera… no sé si así es, pero me da una esperanza pensar así.

 Como veo muy mal, me muevo en taxis, y un taxista me llevó a mi casa y me dijo: Doña Kiki, yo fui un hombre malo, muy malo. Y ya estábamos como afuera del pueblo y normalmente siempre pregunto A ver… y dije No, mejor no pregunto…, y él dijo: Muy malopero fui a la cárcel y ahí encontré a dios; ahí había un predicador que me habló de dios y ya soy un hombre bueno y trabajo aquí 16 horas al día, y amo a mi familia y todos los días trato de hacer algo bueno.

 Hay memorias famosas de escritoras, una es Claire Goll, una intelectual de Alemania como de hace unas décadas, que han escrito libros sobre sus madres duras, terribles. Pero he sentido que estas escritoras tenían partes iguales.

 Entonces tal vez por esto también es importante escribir la historia, para que no… bueno, un poco pasa con mi hermana más chica, no tan duro, pero mi mamá fue muy dura con ella, y ella es… un bloque de hielo cuando hablamos de mi mamá, y ella es tanatóloga y la abandonó completamente en su muerte. Y no la culpo porque fue más difícil, pero lo que veo es que a veces, cuando es así, una parte mía se vuelve igual, fácilmente como percibo a la persona que tanto rechazo…. Veo en ti lo que no quiero ver en mí o viceversa.

 Me viene el caso de una mamá que fue violada, fue trabajadora, una mujer indígena en San Cristóbal, hace décadas, y cuando salió que estaba embarazada del señor de la familia la tiraron a la calle y ella tuvo al bebé, el bebé ya era un hombre de treinta y tantos años, y ella lo había maltratado mucho, y ella era muy consciente de esto. El muchacho, el hombre, el hijo ya no salía de su cuarto, vivía encerrado, deprimido, y la mamá pues me dijo que temía todos los días que se iba a suicidar, y también lo esperaba… entonces hay cosas así, en este caso es un caso muy extremo, pero si hay un caso así y yo puedo entrevistarlo, hablar con mi mamá y decir Platícame la historia… igual podría haber un camino de encontrarnos.

 Yo a veces lo he hecho, escribir una carta, yo a mi hermana. Y luego a veces me invento una contestación de mi hermana muerta a mí, me ha funcionado. Vale jugarle. Igual en la contestación me escribo lo que quiero escuchar para calmar mi dolor, o igual no, es un poco… como confiar en la intuición, la sensibilidad, ir jugando con esto… Muchas veces escribo una carta a la persona que se ha muerto.

 Al escribir salen cosas que solo al pensar o hablar a veces no salen, y cuando leo la carta luego puedo inventarme que la persona me conteste. Y por eso creo que el escribir tiene mucho poder, y cuando escribo algo tal vez lo pienso un poco más profundo, no tan rápido como los pensamientos que a veces también van de un lado a otro y de regreso, Ah, pero ahorita tengo que ponerlo en una forma, en palabras que forman frases y frases que forman parágrafos.

 Bueno, es consciente mezclado con subconsciente, es una manera, lo que dijo Freud: hacer el subconsciente consciente. Es como un nacer, y el nacer duele.

 La memoria es algo que ya pasó, ya no existe. Solo existe este momento. Budismo. Solo existe este momento, el futuro es una fantasía, el pasado es una fantasía, solo este momento que cada segundo o milisegundo que ya cambió a otro, un poco angustiante. Entonces si quiero preservar algo de la memoria, que es mi memoria, pues necesito grabarlo en piedra o, bueno, como pintaban en las cuevas, pintar, luego escribir, cantar versos… es la manera de preservar algo para la siguiente generación, como hace la genética con el DNA, es también una memoria. Entonces con esto algo persiste en el tiempo.

 Porque expreso algo y me lo saco, que antes solo estaba adentro de mí, y si lo pongo en una forma que antes no tenía con la misma claridad, crece mi consciencia, subconsciente a consciente, esto es el paso para mí medicinal. Y luego si alguien lo lee y dice Ah… pues algo parecido me pasó a mí, viene lo secundario. Lo secundario es que la gota de medicina brinca a otra persona, que lo usa a su manera, pero de alguna forma mueve algo en la otra persona.

 La filosofía es eso, ¿cómo dijo Sócrates? La vida no reflexionada no vale ser vivida. Y crear memoria es una manera de reflexionar la vida de mis ancestros y de la humanidad.

 Igual hay cosas que no es bueno olvidar. La gente se pelea, dice: Cuando perdono, puedo perdonar, pero no olvidar. Hay otros que dicen: No, cuando perdono, automáticamente olvido. No, no estoy segura, igual no sé si queremos olvidar a los nazis o los crímenes de Stalin, tal vez no. Pero tal vez de alguna forma queremos llegar a una paz para poder vivir nuestras vidas.

 Normalmente llegamos a la paz haciéndonos de la vista gorda, No quiero saber lo que pasa… y hasta cierto grado funciona, pero cuando es en la familia y todo lo que ha pasado pues ya hasta tengo todo lo disfuncional de cada familia en frente de mí. Entonces, tal vez siempre el trabajo es sentir más gratitud que queja.

 Hay situaciones extremas, ¿verdad? Por ejemplo, cuando sé que yo soy producto de una violación. Agradezco mi vida a ti mamá, a ti papá, pero está muy complicado… y tal vez solo puedo llegar a esto volviéndome mejor, en el sentido de que tal vez yo soy producto de una violación, pero yo trabajo en el mundo para remediar violencia.

 Como en mi caso, mi culpa de Hitler, la he cargado toda mi vida, pero estoy tratando de llevar elementos de paz y amor al mundo de alguna forma, y parte de mi motor son todos los crímenes que hicieron los nazis. La cosa es que mi papá regresó de la guerra el resto de su vida buscando la paz, en la familia, en todo, y entonces de alguna forma él mismo trató de remediar.

 Esto ha sido un conflicto para mí, y bueno, otra vez muestra los claroscuros de la vida. Hubo grandes nazis que eran excelentes padres de familia, creo que era Himmler, o ya no recuerdo los nombres. Había el general Rommel que fue muy importante en África, y dos de sus hijos, uno se volvió sacerdote, y otro político, pero ellos hablaban mucho de cómo cargaron su papá que había sido un gran nazi, pero ellos dedicaron sus vidas para crear una democracia, para la paz…

 Tú puedes decir Ah, pero Kiki, por qué cargas esto, tú naciste después de la guerra, nada que ver... Pero sí nacemos a una comunidad, un país, un momento histórico y si hay algo como esta, tal vez no culpa sino responsabilidad colectiva, y tal vez si lo llevamos como estos hijos del general Rommel, bueno ellos mucho más importantes, entonces igual es algo bueno también, voy a tomar donde yo puedo la responsabilidad de ser algo mejor en el mundo.

 Hay gente que dice Yo no temo a la muerte, y a algunos les creo y a muchos no les creo, porque cuando se acerca cambia todo. Yo temo mucho a la muerte, y pienso en la muerte todos los días de mi vida desde que fui muy chiquita, yo sufrí muchas depresiones muchos años y mi miedo a la muerte me ha salvado de no suicidarme, entonces también hay algo bueno ahí. Y bueno, obviamente la vida puso en nosotros querer vivir.

 Entonces sé que la muerte viene, lo pienso todos los días y me pregunto cómo me puedo preparar. Yo creo que voy a estar tratando de salvarme hasta el último momento, pero tal vez no, porque luego he visto a mi amiga Gayle, que murió bastante… conforme tal vez, hubo un gran cambio, entonces no lo sé, es la gran incógnita que da sentido a nuestra vida.

 Yo no sé si hay una vida después o tal vez no. El buda siempre decía Aquí y ahora, aquí y ahora, aquí y ahora, y cuando llegue la muerte pues vas a vivir este aquí y ahora y vas a ver qué es. No tengo la muerte resuelta, no. Como dijo una poesía que alguien me mandó de Jaime Sabines el otro día: “Ahí hay alguien que me susurra en mi oído: vive, vive, vive, y me di cuenta que es la muerte”. Un amigo indígena aquí me dice: En el tzotzil no existe eso de la muerte... solo existe la sensación de la vida.

 

Además de su testimonio, Kiki nos comparte algunas pautas para entrevistar a las personas que tenemos en mente, sobre todo aquellas personas que transitan la última etapa de sus vidas. Empezar por preguntas sencillas como ¿cuándo y dónde naciste?, ¿qué fue bueno en tu niñez? ¿Qué cosas buenas, pero también difíciles, viviste con tu mamá, con tu papá o con otros familiares? ¿Cómo conociste a cada una de tus parejas? ¿Qué recuerdas de ellas o qué aprendizajes te dejaron? ¿Cómo viviste el embarazo y el ser madre o padre?

 Estas preguntas son en realidad un hilo rojo abierto que nos ayudan, nos dice Kiki, a soltar la lengua y a abrir el corazón, pues también podemos abrir la conversación diciendo: ¡Platícame tu camino, tus subes y bajas, la montaña rusa de tu viaje por la vida!

 Podemos también invitar a repensar sus vidas con preguntas como ¿qué es una vida buena para ti? ¿Cómo te sientes pensando en la muerte? ¿Cuáles fueron las luchas y corazones rotos en tu vida? ¿Qué aprendiste de tus errores?

 Al realizar la entrevista es muy importante procurar no interrumpir a la persona, para no cortar su inspiración o cambiar bruscamente de tema, pero, sobre todo, ponernos en sus pies y en el papel de alguien que la conoce por primera vez.

 Luego de la entrevista será muy valioso que la transcribas. Al final observa qué pasa dentro de ti.

 

Soulmemory.org presentó La entrevista que nos acerca: el testimonio de Kiki Suárez sobre cómo llegó a conocer a su mamá.

 

La entrevista, su edición y transcripción fueron realizadas por Ninett Torres. La música de fondo, Lullaby for Guitar, ha sido retomada con el permiso de su autor, Héctor Hellion.

 

Kiki Suárez - KIKIMUNDO

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